Cómo revisar el barco y su motor antes de salir a navegar

 

Con la llegada del buen tiempo aumentan las ganas de salir a navegar con más frecuencia y nos gusta aprovechar cualquier oportunidad para perdernos por lugares magníficos donde desconectar y recargar las pilas.

 

Pero, antes de salir a navegar, hay que revisar que tanto la embarcación como los equipos estén en perfecto estado, para asegurarnos así una tranquila y segura travesía.

 

Si quiere saber qué partes del barco o del motor hay que revisar antes de la navegación, lea los consejos que le detallamos a continuación.

 

 

    

 

 

 

 

 

 

 

 

Revisión general del casco del barco

 

En primer lugar, es fundamental realizar una inspección visual alrededor del barco para identificar posibles daños que haya podido sufrir en nuestra ausencia si ha estado en un amarre, o durante el transporte si ha viajado en un remolque.

Si ha viajado en un remolque debemos asegurarnos de que el tapón de drenado está puesto y bien fijado.

 

A continuación, pondremos atención también en la línea de flotación del barco, para que el barco no esté más sumergido de lo habitual, lo cual significaría que está sobrecargado quizá porque ha embarcado agua o porque le hemos añadido demasiado lastre.

 

Observando la línea de flotación también debemos comprobar que no haya escora hacia ningún lado.

 

Además, tenemos que asegurarnos de que todas las partes del barco tales como el ancla, el molinete, las cornamusas, el deflector de radar, las barandillas, el limpia parabrisas, las defensas, los cabos de amarre y remolque y las luces de navegación y fondeo estén en perfectas condiciones para su uso óptimo.

 

Finalmente, para evitar imprevistos con las autoridades también deberemos comprobar que la matrícula del barco está en perfectas condiciones y cumple con las medidas reglamentarias, sin olvidarnos de la bandera, también obligatoria.

 

 

Revisión del motor antes de la puesta en marcha

 

Tras la revisión general del barco, nos centramos en el motor, parte fundamental de nuestra embarcación de cuyo buen mantenimiento depende su óptimo rendimiento.

 

Para ello, prestamos atención a las siguientes partes del motor marino:

 

 

Sistema de combustible

 

Primeramente, hemos de comprobar que no hay fugas en las líneas de combustible, alimentación y retorno. Con el paso del tiempo pueden aparecer grietas sobre todo al final y al principio de cada tramo y es fundamental reemplazar las partes desgastadas para evitar sorpresas desagradables.

 

Posteriormente, drenamos el pre-filtro para retirar el agua o las posibles impurezas que pueda contener el combustible. En barcos que no se usan regularmente puede aparecer una especie de gelatina en el combustible que es generada por una bacteria que nace en contacto con el agua, la cual a veces es producida por la misma condensación en los depósitos.

Si durante la inspección encontramos la presencia de esta sustancia gelatinosa, deberemos intervenir hasta estar completamente seguros de tener el circuito completamente limpio.

 

Tras ello, comprobaremos que el filtro de combustible está en perfectas condiciones. Cualquier gota de agua que haya podido entrar accidentalmente, al tener una mayor densidad que el combustible, se depositará en el fondo del filtro, pudiendo ocasionar su óxido y deterioro, lo cual puede provocar una fuga.

Por esta razón es sumamente importante que este filtro se encuentre en perfecto estado, sin ningún signo de corrosión.

 

Por último, hay que prestar atención a la calidad del combustible, el cual también es posible que se degrade con el paso del tiempo. Éste ha de tener un aspecto homogéneo tanto en color como en textura. Si detectamos un mal olor del combustible, podemos sospechar de su mal estado.

 

 

Sistema de refrigeración

 

Comenzamos revisando todas las líneas de refrigeración, especialmente en las entradas y salidas de los tubos de refrigeración, ya que suelen ser siempre los puntos críticos donde podemos encontrar corrosión en los entronques o grietas en los tubos. Como siempre, cualquier componente de los mencionados ha de ser cambiado en caso de presentar mal estado.

 

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El refrigerador es una pieza delicada ya que hay gases de escape, agua salada y dulce a la vez y diferentes materiales con diferentes potenciales eléctricos.

Debemos observar el nivel de refrigerante según el manual de usuario, y prestar especial atención a la corrosión que pueda aparecer en las zonas de entrada y salida.

 

En cuanto a la bomba de agua dulce, aunque no precisa de un mantenimiento específico, es recomendable comprobar que no tenga fugas.

 

Por otra parte, en la revisión de la bomba de agua salada comprobamos que tenga un buen aspecto exterior y que no haya fugas.

Es posible que en ocasiones se produzcan pequeñas fugas no detectables con el motor parado, pero que probablemente dejarán algún rastro como un pequeño reguero de color blanquecino producido por la sal.

 

También es importante que la correa que hace girar la bomba de agua esté en buen estado y con la tensión necesaria para que no patine. 

 

Respecto al filtro de agua salada nos aseguraremos de que esté completamente limpio.

 

Finalmente, la toma de agua que alimenta el circuito de agua salada también conocido como el grifo de fondo, debe encontrarse en buen estado, sin corrosión aparente, comprobando que la maneta abra y cierre con suavidad.

 

 

Sistema de lubricación

 

Como sabemos, es imprescindible mantener una óptima lubricación tanto en el motor como en la transmisión, así como también en el grupo electrógeno. Esto es fundamental para que su vida útil se prolongue lo máximo posible y su rendimiento sea satisfactorio, sin fricciones ni riesgos de averías importantes. Si desea conocer qué tipo de aceite tiene que utilizar en el motor o en el inversor, puede leer este post que publicamos hace un tiempo. 

 

Una vez tenemos esto claro, comprobamos que no existen fugas de aceite en la periferia del motor, prestando especial atención en los puntos más críticos que son los tapones, los retenes y las juntas.

 

También comprobamos que el filtro de aceite esté bien fijado y sin fugas aparentes por la parte donde asienta con el bloque motor o refrigerador de aceite.

Si el motor contiene además un filtro remoto, hay que inspeccionar las líneas de entrada, retorno y la base de adaptación al bloque motor.

 

Por otra parte, el cárter debe ser inspeccionado visualmente para comprobar que no presente ningún daño.

 

Algunos motores disponen también de un refrigerador de aceite que suele ser de aluminio y que con el paso del tiempo también puede deteriorarse provocando fugas de aceite. No espere a que sea demasiado tarde y reemplace los componentes cuando presenten signos de deterioro.

 

 

Sistema de escape

 

El codo de escape es la parte que más sufre térmicamente porque es el punto donde se inyecta el agua para enfriar los gases de escape. Existen también escapes secos, habitualmente destinados a usos profesionales y que no se verían afectados por este hecho, como ocurre con el escape húmedo.

 

Siguiendo con el escape húmedo, hay que prestar atención a este punto crítico del codo donde se puede acumular corrosión y carbonilla. Normalmente este codo va pintado del mismo color azul que el motor. Si se detecta un cambio de tonalidad del azul a un marrón, podemos intuir que a este componente le falta refrigeración y tendremos que remediarlo para evitar posibles problemas.

 

A continuación, prestamos atención a las mangueras de escape, las cuales deben estar en buenas condiciones, sin grietas ni cortes por rozaduras que hayan podido producirse contra el caso o el eje.

 

Revisamos también la caja de aguas o silencioso que puede haberse dañado si en algún momento ha habido un exceso de temperatura en la salida de gases.

 

Por último, comprobamos que la salida de gases y agua también debe estar libre. Si la instalación está dotada de una válvula anti-retorno o cualquier otro elemento de la línea de escape, éstos podrían obstruirse de no haber una salida libre.

 

Sistema eléctrico

 

El cableado y las conexiones eléctricas deben ser revisadas visualmente y hemos de asegurarnos de que están bien sujetas y que no existen grietas o cortes en los cables.

 

En segundo lugar, prestamos atención a la batería, la cual debe encontrarse en perfectas condiciones de carga y utilización.

 

Tanto el nivel de agua como la carga son factores muy importantes para tener en cuenta y nunca deberíamos salir a navegar con una batería que no esté en óptimas condiciones.

 

Así mismo, los bornes también deben estar perfectamente fijados y sin corrosión; un color verdoso normalmente alrededor del borne positivo puede producir un mal contacto por sulfatación.

 

Además, comprobaremos el buen estado de todos los fusibles y relés observando que no estén fundidos o sulfatados por corrosión, en cuyo caso han de ser reemplazados.

 

Para concluir, hay que tener en cuenta que los desconectadores y separadores de batería pueden ser también causantes de averías eléctricas, por lo que es importante que todos los bornes y conexiones estén limpios y bien preservados.

 

 

Sistema propulsión

 

Como hemos visto anteriormente, hay que comprobar el nivel de aceite del inversor y que las marchas entren con suavidad. Consultaremos siempre el manual del fabricante para confirmar los niveles óptimos y evitaremos así fricciones y mal uso.

 

Si se cuenta con refrigerador de aceite, comprobaremos que esté en buenas condiciones y que no se aprecien fugas.

 

Por otra parte, las pletinas tanto del inversor como la del eje, deben estar perfectamente unidas y con todos sus pernos. Podemos utilizar acoplamientos elásticos entre ambas pletinas que ayudan a corregir pequeñas desalineaciones y facilitan su rendimiento.

 

Además, también es primordial que el eje y la bocina se encuentren en perfecto estado. El eje es la pieza fundamental que transmite la potencia del motor a la hélice y la bocina es el accesorio que garantiza la estanqueidad del eje y el casco de la embarcación.

 

No podemos olvidarnos tampoco de los silentblocks o suspensores, los cuales han de ser revisados para que cumplan su función de soporte del motor y reducción de vibraciones.

 

Por último, revisamos la hélice si tenemos acceso para verla. Es fundamental que no presente síntomas de corrosión ni ninguna pala doblada, que tenga el seguro puesto y que esté libre de plásticos o cabos.

 

En la sección de accesorios propulsión podrá encontrar una gran variedad de accesorios tales como ánodos o corta cabos, que le ayudarán a prevenir daños y alargará la vida útil de su hélice. 

 

Y hasta aquí los pasos para revisar su barco y su motor antes de la puesta en marcha. Siga leyendo para ver qué hacer una vez encendido el motor.

 

 

Revisión del motor marino durante la puesta en marcha

 

Antes de encender el motor y sobre todo si ha estado parado en épocas de frío, recomendamos realizar el precalentamiento siguiendo las instrucciones que compartíamos en este post

 

Una vez tenemos esto en cuenta, ha llegado el momento de darle al contacto de la llave y es aquí cuando debemos oír una alarma acústica que dejará de sonar cuando el motor alcance la presión de aceite de funcionamiento (alarma presión aceite) y el alternador empiece a cargar (alarma batería) o cuando las alarmas de presión de aceite y batería dejen de estar activas.

 

 

 

Simultáneamente, la bomba eléctrica de combustible se pondrá en marcha y si tenemos el vano motor abierto, oiremos un pequeño zumbido.

 

Accionando la llave hacia la posición de Start comenzará a girar el motor, hasta ponerse en marcha sin necesidad de dar gas.

 

Una vez se estabilice el motor podremos dar un poco de gas en vacío (sin marcha) e inmediatamente después comprobar que sale agua por la salida de escape. Si no fuera así hemos de detener rápidamente el motor y buscar la causa de por qué no sale agua por el escape.

 

Adicionalmente, si el barco está bien amarrado podemos hacer una pequeña prueba para verificar que las marchas entran con suavidad. Haciendo un pequeño toque será suficiente.

 

Además, es altamente recomendable dejar que el motor alcance su temperatura óptima de funcionamiento antes de salir a mar abierto, de esta forma nos aseguramos de que tendremos una navegación sin sorpresas. Una vez remarcamos la importancia del precalentamiento del motor como factor clave para su correcta lubricación y buen funcionamiento.

 

Finalmente, damos una última inspección visual rápida con el motor parado para asegurarnos de que está todo correcto y… ¡a navegar!

 

Recuerde que un correcto mantenimiento de su motor marino es imprescindible para alargar su vida útil y garantizar la seguridad a bordo.

Disfrute siempre de una navegación segura y cuando le surjan dudas, consulte el manual de usuario o con un profesional cualificado y autorizado.